En el dolmen de Las Agulillas

sábado, 31 de agosto de 2013

Lucernas romanas de Majadaiglesia.

       En la labor de recopilación de la documentación arqueológica de los Pedroches que se ha emprendido desde este blog se pretende incidir especialmente en Majadaiglesia-Virgen de las Cruces, tanto por ser el mejor yacimiento romano de la comarca, como por ser considerado el lugar donde se situó la ciudad de Solia, como porque la información que hay sobre el lugar no siempre está suficientemente actualizada, repitiéndose los mismos tópicos, a veces erróneos. Vamos a dedicar esta entrada a un tipo de objetos muy concretos aparecidos en Majadaiglesia: lucernas romanas.
       La primera monografía sobre el lugar la hicieron Juan Ocaña Torrejón y Antonio Rodríguez Adrados en 1962 (v. la bibliografía del blog), incluyendo un repertorio de fotografías sobre distintos objetos hallados en el lugar, entre ellos dos lucernas del periodo romano.
       Las lucernas eran unas lámparas de aceite, con una función similar a los candiles que se utilizaron hasta no hace mucho. Fue un objeto muy frecuente de la vida cotidiana, religiosa, funeraria y hasta mágica. Tanto las lucernas romanas como los candiles que usaron nuestros abuelos sólo necesitaban un depósito para el combustible, el combustible mismo (generalmente, aceite de oliva; grasa animal, en su defecto), y una mecha o torcida que absorbe el combustible para alimentar la llama. Desde el siglo III a.C. se comenzaron a fabricar a molde (lo que, en gran medida, ayuda a la labor de los taxonomistas). Como es un objeto cuya forma cambió a lo largo del tiempo, y puede aparecer en cualquier excavación, han sido muy estudiadas, con múltiples intentos de clasificación y establecimiento de su cronología, pues es un buen "fósil director", es decir, que a partir de él se puede datar con una precisión aproximada un estrato o un yacimiento. Según los autores que seguimos, estas dos piezas estaban en posesión entonces de Esteban Márquez Triguero (Ocaña Torrejón y Rodríguez Adrados, 1962, 143), por lo que presumimos que deben encontrarse en la actualidad en el Museo PRASA de Torrecampo.
       La primera de ellas presenta todas las características de un tipo conocido como lucernas de disco: cuerpo circular con una amplia orla, disco de pequeño tamaño y rostrum (pico) redondeado. Este tipo de lucernas comenzó a fabricarse en el último cuarto del siglo I d.C., manteniéndose durante el siguiente y alcanzando aun el siglo III d.C. 
                                (Fuente: Ocaña Torrejón  y Rodríguez Adrados, 1962, fig. 14.)

       Es frecuente en esta tipología que tengan marcas de officina, del taller donde se fabricaron. La de Majadaiglesia tiene en el fondo la marca "FAVSTI". Tirando de Internet me encuentro que la marca FAVSTI corresponde a una officina itálica de finales del siglo I d.C., aunque el mismo sello se encuentra en lucernas fabricadas en Petra (Jordania), siendo una firma muy frecuente. (Aunque la siguiente cita se refiera a otro tipo de lucernas, también puede ser pertinente para este caso: no era raro el "intento de prestigiar los talleres locales mediante la copia de la firma de un alfarero noritálico... bien conocido, evidenciando una vez más la frecuente costumbre de otorgar mayor calidad a los productos emitidos por una officina plagiando las marcas de otros talleres afamados en el mercado" (Bernal Casasola, 1993, 214). Las actuales falsificaciones chinas de marcas de lujo no son nada nuevo...)
       En cuanto a qué tipo se puede adscribir esta lucerna la rotura de la piquera no me facilita la cuestión, pero por la forma en la que el pico corta el disco, por los apéndices de la orla y por la anchura de la misma, parece una forma Dressel 25, datada en el siglo II d. C- (Celis Betriu, 2005, 443).

       La segunda lucerna que recogen Ocaña y Adrados pertenece a un tipo que ya hemos visto en el blog, pues fue empleada en el ritual de cremación realizado al sur del castillo de Almogábar durante el Alto Imperio Romano, y conocida como "tipo Andújar", por el lugar donde se localizó un taller donde se fabricaban. Este forma se caracteriza morfológicamente por tener aletas laterales y el pico yunquiforme; decorativamente, son inconfundibles con su disco en forma de venera, la concha de la vieira, y sus once surcos radiales. También esta lucerna posee una firma: "tiene por debajo, en relieve una hoja" (Ocaña Torrejón y Rodríguez Adrados, 1962, 128). Cronológicamente, los últimos estudios las adscriben a los tiempos de los emperadores Tiberio y Claudio, aproximadamente, en la primera mitad del siglo I d.C.


(Fuente: Ocaña Torrejón  y Rodríguez Adrados, 1962, fig. 13.)

       En el Museo Arqueológico de Córdoba se encuentra otra lucerna de este "tipo Andújar", con número de inventario 27916, que tiene del puño y letra de Ángel Riesgo Ordóñez el lugar y año donde la recogió: "Majadaiglesia, 1934".


       Las otras lucernas descritas arriba sólo las he podido ver en fotografía, pero esta sí he podido observarla personalmente. Sus caracteres macroscópicos corresponden a una pasta porosa, con pequeñas vacuolas, muy depurada, con desgrasantes claro de pequeño tamaño; su color es anaranjado muy claro. En el fondo tiene la marca/firma, una hora acorazonada bilobulada, parecida a la pica de la baraja francesa (como la hoja que comentaban Ocaña y Rodríguez Adrados de la lucerna anterior):


       Esa es la marca característica del taller encontrado en Los Villares, Andújar, en concreto del grupo D1 de esta tipología (Sotomayor, 1981, 307-313), por lo que parece probable que ambas lucernas, la que presentaron Ocaña-Rodríguez Adrados y esta del Museo de Córdoba, fueron producidas en dicho centro.


(Lucernas del subtipo D1 del "tipo Andújar" de Los Villares, Jaén. Según Sotomayor, 1981, 314.)

         Las lucernas "tipo Andújar" son una derivación de la forma Dressel 3, de periodo tardorrepublicano, pero genuinamente hipánicas, por lo que resultó "excepcional" encontrarse alguna de ellas en el Museo Nazionale de Roma (Bernal Casasola, 1993). Es en el territorio de la antigua provincia Bética donde mayor número de ellas se ha encontrado, sobre todo en la zona del Alto Guadalquivir, como puede comprobarse en el mapa de distribución de las lucernas tipo Andújar en la península ibérica:
(Fuente: Bernal Casasola, 1993, 209; el triángulo rojo es una aportación de cosecha propia.)

       En la recopilación sobre este material en distintas publicaciones (Bernal Casasola, 1993) se conocieron 260 piezas publicadas en el ámbito territorial de la provincia Bética (que no coincide, exactamente, con los límites actuales de Andalucía), destacando la capital cordobesa con 80; Andújar, con 40; y La Bienvenida (Almodóvar del Campo, Ciudad Real), con 25. Se conoce un taller en Andújar donde se fabricaron, lo que se refleja en su alto número. También se ha considerado la existencia de otro taller en Córdoba, lo que unido a la importancia de la capital provincial motiva que sea en esta ciudad donde más lucernas tipo Andújar se conocen. El tercer lugar en número, La Bienvenida, asimismo tiene una fácil explicación, pues la epigrafía ha situado aquí la ciudad de Sisapo (desechándose su tradicional identificación con Almadén). Plinio (Historia Natural, XXXIII, 118) subrayaba la importancia minera del lugar en el siglo I d.C. por la obtención de minio o cinabrio, necesario la obtención del mercurio y colorantes. El mineral era envasado y sellado para transportarlo a Roma, donde era tratado en unos talleres especializados y vigilados por el Estado.
       Son 111 las lucernas tipo Andújar publicadas halladas en el territorio provincial cordobés: 80 en Córdoba; 10 en Cerro Muriano; cuatro en Montilla; tres en Baena y en Fuente Tójar; dos en Nueva Carteya y Cabra; y una pieza en Peñaflor, Palma del Río, Espejo, Cañete de las Torres, Pedro Abad y Cerro de las Cabezas Baja y Alta. A esta número agregamos tres de los Pedroches: la de la cremación al sur del Castillo de Almogábar y las dos de Majadaiglesia (en el Museos PRASA de Torrecampo y Museo Arqueológico de Córdoba).
       Las tres lucernas romanas de Majadaiglesia (las dos de tipo Andújar y la de disco) se datan en los siglos I d.C. y II d.C.