En el dolmen de Las Agulillas

viernes, 11 de octubre de 2013

Ídolos calcolíticos de El Atalayón

"Los ídolos falange de El Atalayón constituyen una muestra de gran interés cultural, por cuanto constatan la presencia en esta comarca de un tipo de ídolo que hasta el momento quedaba circunscrito a áreas muy localizadas del SE y de la desembocadura del Tajo" (J. F. Murillo, 1988, 91).


       El paraje de Los Atalayones (siete kilómetros al sur de Villanueva de Córdoba) recibió este nombre por haber existido en él un conjunto de sepulcros megalíticos, cuyas cubiertas tumulares destacaban como pequeñas atalayas en el paisaje. De estos túmulos sólo se ha conservado el Atalayón de Navalmilano, resaltando en la suave ondulación de la penillanura de los Pedroches, con sus 16 metros de diámetro y 2,20 m de altura. Sin duda que la construcción de la cámara (de 2,20 metros de longitud por 1,80 m de anchura) y su cubrimiento supuso una importante inversión de recursos.

       Fue excavado por Ángel Riego en 1924, y poco después de la guerra fue visitado por el matrimonio alemán Leisner. Del depósito ritual que contenía se conocen varios útiles de sílex, como una punta de flecha de base cóncava y retoque plano; varios fragmentos cerámicos correspondientes a vasos hemiesféricos o globulares cerrados, incluyendo una vasija con carena media. Con estos elementos se encuadra grosso modo en el periodo del Calcolítico Pleno. Dataciones absolutas para yacimientos de los Pedroches, no las hay; ni, por desgracia, se esperan.
       Los objetos simbólicos más relevantes procedentes del dolmen fueron dados a conocer por J. F. Murillo Redondo en 1988. Tuvo conocimiento de que al retirar una gran losa de la cámara encontraron debajo de ellas varios fragmentos cerámicos y varios "huesos grabados", denominados usualmente ídolos falange decorados.

(Fuente: Murillo Redondo, 1988, 88.)

       Están elaborados en hueso, con las falanges de las extremidades de cerdos y ovicápridos, que se decoraron a base de incisiones y abrasiones. Sus medidas oscilan entre 52-36,5 mm de longitud y 28-13 mm de anchura.

Nº 1.- A partir de la falange derecha de un suido. Su decoración consiste en un triángulo invertido inciso relleno de seis puntos. Parece evidente que es una representación del pubis.

Nº 2.- Sobre la falange segunda derecha de un suido. En las dos crestas articulares de la epífisis se labraron dos depresiones circulares rodeadas por incisiones radiales que representan la "divinidad ocular" tan característica de la época. En la parte inferior tres puntos forman un triángulo con el vértice abajo, también en la zona púbica.

Nº 3.- Fabricado con la falange primera de un ovicáprido. Su decoración consiste en dos incisiones horizontales y paralelas en la zona superior de la pieza.

       En el apartado del arte mueble del periodo Calcolítico son abundantes los objetos encontrados en los sepulcros megalíticos (y también en los poblados contemporáneos) con una clara función simbólica, a los que se denominó genéricamente "ídolos neolíticos o calcolíticos". Se realizaron sobre distintos soportes, recibiendo diferentes nombres, como ídolos "placa", "falange", "oculados", "cruciformes", "betilos"... Continuaremos dándole ese nombre, ídolos falange, porque de alguna manera hay que llamar a las cosas; aunque, en realidad, no sabemos qué son; o qué eran. En la imagen de abajo se representan los principales tipos de "ídolos" de los milenios IV y III a.C. del sur peninsular.

(Fuente: Hurtado, 2008, 3.)

       Víctor Hurtado (2008) ha realizado un análisis de tres de los tipos más representativos: placas, oculados y antropomorfos. Los más antiguos serían los ídolos-placa,
(Ídolo placa de Valencina de la Concepción, Sevilla.
http://aprendersociales.blogspot.com.es/2009/07/idolos-placa.html)

datados en el IV milenio a.C. Han aparecido sobre todo en tumbas. Se distribuyen por el suroeste peninsular y su número es muy elevado: unos cuatro mil, aproximadamente. Para algunos autores su decoración característica (triángulos, dameros, chevrons) tendrían una función heráldica, transmitiendo información del linaje al que pertenecía una persona. Su aparición a finales del IV milenio e inicio del III a.C. se ha interpretado como "la necesidad de algunos grupos o individuos en distinguirse en el acceso legítimo al territorio o a los recursos" (Hurtado, 2008, 4).

       Algo más recientes (ya en la segunda mitad del III milenio a.C.) son los "ídolos oculados",

generalmente cilíndricos (aunque también los hay planos). Su característica principal es la representación de los ojos, cejas y tatuaje facial, siendo frecuente que tengan en el reverso líneas en zigzag. Se distribuyen por todo el mediodía peninsular, especialmente en el sur portugués, Extremadura española, Valle del Guadalquivir y Sureste. Están realizados en distintos materiales, caliza, hueso y marfil. Han aparecido mayoritariamente en poblados en el interior de cabañas, alejados pues del contexto funerario que acompaña a las placas. Estilísticamente, se han reconocido diferentes variantes regionales, que se han interpretado como representativos de distintos grupos: "El ídolo oculado aparece nuclearizado en distintas zonas y en cada una de ellas el símbolo de ojos y tatuaje facial se expresa de manera diferente. Este hecho coincide con un momento en que las comunidades se encuentran plenamente asentadas en territorios definidos, con un patrón de implantación articulado en torno a centro de rango superior y en los que se advierten signos de identidad territorial" (Hurtado, 2008, 9).

       El tercer tipo de los estudiados por Víctor Hurtado es el "ídolo antropomorfo",
(Ídolo antropomorfo de Valencina de la Concepción, Sevilla.
http://asociacionlosdolmenes.blogspot.com.es/2010/02/titulo-la-pieza-del-mes-tipo-de.html)

que, como indica su nombre, es una representación escultórica del cuerpo humano (cabeza, tronco y extremidades), aunque hay varios tipos. Para algunos "sería la última manifestación de este proceso de representación simbólica y se relaciona con la aparición de las élites y los primeros indicios claros de jerarquización" (Hurtado, 2008, 9).

       Los ídolos falange de El Atalayón no pertenecen a ninguna de esas tres categorías, aunque dos de ellos, con seguridad, se asemejan a un torso femenino; aunque lo hacen en gran medida aprovechando la propia fisonomía del hueso, mientras que los ídolos antropomorfos fueron esculpidos ex profeso para representar la figura humana.
       En las sepulturas de este tiempo es frecuente que aparezcan falanges de animales, pero sólo puede garantizarse su valor simbólico cuando están decoradas, bien con pintura bien con incisiones. En la Pijotilla (Badajoz) o en Portugal han aparecido falanges decoradas con incisiones horizontales, como el ídolo nº 3 de El Atalayón.
(Ídolo falange procedente del tholos de S. Martinho de Sintra, Portugal.

       Un ejemplar de ídolo falange procedente de los Millares (Almería) realizado sobre un hueso de ungulado, datado en el III milenio a.C., muestra en la parte inferior un triángulo invertido que representa la feminidad, al igual que los ídolos nº 1 y nº 2 de El Atalayón:
(Ídolo falange de Los Millares (Almería).

       Fuera de la península este tipo de arte mueble elaborado sobre las falanges de distintas especies de animales es conocido en el Mediterráneo oriental, aunque en fechas muy anteriores a los peninsulares (milenios IV y III a.C.). En Tepecik-Çiftlik (Anatolia central) aparecieron 33 labrados sobre falanges de caballos y asnos salvajes; el nivel se data hacia el 6400 a.C. Más antiguos, del X-IX milenio a.C., en el periodo precerámico, son los ídolos falange procedentes del yacimiento de Dja'de el Mughara, en el norte de Siria.
(Ídolos falange de Tepecik-Çiftlik (Anatolia central), 6400 a.C.