En el dolmen de Las Agulillas

lunes, 15 de septiembre de 2014

"Protojarotes" de época visigoda

     Se entiende por "jarote" natural o perteneciente a Villanueva de Córdoba (por estar situada la población en el corazón de la gran Dehesa de la Jara; incluso, popularmente, fue conocida hasta comienzos del siglo XIX como "Villanueva de la Jara").
     Debió surgir a finales del siglo XIV o comienzos del siglo XV, pues la primera referencia documental sobre ella es de 1437, mas quizá sus orígenes sean más remotos, pues se asienta sobre el antiguo camino del Armillat, Balat al-'Arus en su época, la vía de comunicación entre Córdoba y Toledo en época califal. En este camino y al sur del río Guadalmez, hacia la zona donde hoy está Villanueva, hubo en época de Abderramán III un manzil o posada denominada Calyena (Antonio Arjona Castro, 2003, 254). El sufijo "-ena" es de origen tardorromano, lo que indica una antigüedad anterior a la conquista musulmana, aunque no sabemos si hay relación directa entre Calyena y el sitio donde está hoy Villanueva de Córdoba.
     Sí sabemos que en dentro de lo que hoy es la población y en sus inmediaciones hay documentos arqueológicos de época visigoda que evidencian el poblamiento durante esta etapa. A estas personas no se las puede llamar en puridad "jarotes", pues entonces no había nacido Villanueva, pero sí se los puede considerar "protojarotes hispanovisigodos".



1.- Al hacer las obras de alcantarillado en la calle Córdoba en los años sesenta del pasado siglo se descubrió un tremís de Leovigildo, conservado en la actualidad en el Museo Arqueológico Provincial de Córdoba.

2.- En los Barreros, unos 650 m al suroeste de la cooperativa olivarera, se descubrieron dos inscripciones funerarias en mármol, que fueron recogidas por Ángel Riesgo. Corresponden a Basilia, fallecida en el año 650, y a Ilderico, muerto años después, en el 665. Debieron ser personajes de relieve en su entorno, pues las lápidas de mármol no eran frecuentes en esa época (sólo se conocen tres para los Pedroches, sin contar las de la basílica del Germo, Espiel).
Prácticamente, lo desconocemos todo de ellos excepto sus epitafios, pero sus mismos nombres son interesantes: Basilia es de claro origen griego, mientras que Ilderico es indudablemente germano.

3.- Lindando con el casco urbano, en la Huerta del Rubio (colindante a las actuales instalaciones de la Cooperativa San Miguel) existe una tumba labrada en la roca. Aunque, casi por principio, a todas las de esta naturalezas se las ha solido denominar "antropomorfas" (e incluso con el horrible epíteto de "antropoides"), su forma en nada imita o semeja al del cuerpo humano, sino que es muy ligeramente trapezoidal: 195 cm de longitud, 52 cm de ancho en la cabecera y 43 cm en los pies.

4.- A unos 700 m de las últimas casas de la calle Adamuz de Villanueva, en el conocido como Cercón del Niño Herruzo, existe otra de estas sepulturas labrada en el granito, que, en este caso, sí merece el carácter de "antropomorfa": además del cuerpo de forma ligeramente trapezoidal, tiene marcada la cabecera y los pies, aunque su estado de conservación es bastante deficiente.

     Tradicionalmente también, este tipo de tumbas se adscribió, sin más, a la Edad Media, siglos IX-XI. Es algo que hay que superar, pues hay pruebas evidentes de que comenzaron a usarse bastante antes, en la etapa visigoda. Esto merece que se trate con más detalle en otra entrada.