En el dolmen de Las Agulillas

sábado, 7 de marzo de 2015

Dolmen de los Fresnillos, Villanueva de Córdoba, con (probable) arte megalítico.

     Ángel Riesgo Ordóñez exploró entre 1921-1935 veinticinco sepulcros megalíticos. Saber cuáles son y dónde están es muy importante tanto para el conocimiento del megalitismo en los Pedroches como para evitar confusiones, de alguien que vea alguno de ellos y crea que es un descubrimiento nuevo. (Algo que ya se trató en este blog, en la entrada de distintos nombres para los mismos megalitos.)
     Uno de los excavados por Riesgo se encuentra en el paraje conocido como Fresnillos o Fresnedillos, al sur del arroyo del Frenedoso y a unos 700 m al este del antiguo camino de Pozoblanco a la Campiña. Este sitio está 7,5 km al SW de Villanueva de Córdoba, y dentro de su término municipal.


     A un kilómetro y medio hacia saliente se encuentra el imponente dolmen del Atalayón de Navalmilano:

     Riesgo dejó anotado sobre él en sus cuadernos de campo:
"Túmulo de la Fresnilla o de los Fresnillos nº 9.
29 enero 1924.
En finca de este nombre en "Venta de la Jara" de D. Valentín Moreno. Descubierto por mí este día; se destaca el cono de tierras y piedras claramente del suelo. Han desaparecido las piedras de cubierta; afloran las de la cámara 0,4 m, demostrando ser de grandes dimensiones; medida de la cámara, 2 x 2 x 1 m, sección cuadrangular. Fue revisado en julio de 1927. Vaciada la cámara hasta su fondo se vio claramente había sido profanado ha tiempo; en su fondo hallé compartimentos hechos de piedra para las cámaras sepulcrales. Entre las tierras, en completo desorden, obtuve:
27 puntas de flecha de varios pedernales.
14 cuentas de collas talladas en piedra.
1 amuleto de piedra...".

     El matrimonio Leisner también dejó constancia de su existencia, aunque sólo se limitaron a citarlo (nº 4 de su relación) y a indicar que se encontraba a 7 km al suroeste de Villanueva de Córdoba.

     En el año 1967 Juan Ocaña Torrejón publicaba su trabajo sobre los túmulos de los Pedroches. Para ello empleó las notas de las excavaciones de Riesgo que, como indicaba expresamente el señor Ocaña (1967, 165) "nos ha facilitado con tan amplia generosidad como nuestro agradecimiento hacia él". Sobre este dolmen, número 16 de su inventario, escribía Juan Ocaña Torrejón (1967, 172):
"16. Túmulo de los Fresnillos.
Emplazado en finca de doña Francisca Agenjo Blanco, destacando el promontorio y aflorando solo las piedras de la cámara en unos 40 centímetros. Era de forma cuadrada y, como los anteriores, sus lados eran de dos metros por uno de altura. Removiendo sus tierras fueron encontradas: 27 puntas de flecha, bien talladas; 14 cuentas de collar y un puntos de unos 3 cm de largo por 0,5 de ancho medio de piedra de sílex."

     Los nombres de los dueños eran distintos en las notas de Riesgo y la publicación de Ocaña (habían pasado 40 años entre unas y otra), y siendo la principal referencia para intentar localizarlo me dirigí a mi buen amigo don Alfonso Valero Agenjo, quien, en su niñez, había acompañado a su tío Bernardo y Ángel Riesgo en sus excavaciones. Don Alfonso me comentó que conocía perfectamente el lugar, pues había pertenecido a una hermana de su madre (Francisca Agenjo Blanco, nombrada por Ocaña), quien se había quedado viuda al morir su marido, Valentín Moreno (el propietario según Ángel Riesgo), al comienzos de la guerra civil. Todos los datos encajaban perfectamente. Además, me comentó don Alfonso que la finca había pasado a ser propiedad de su hermano, y que conocía sin dudas el lugar donde se hallaba el dolmen.
     Con sus indicaciones no tuve ningún problema en localizarlo, y ayer fui a visitarlo acompañado del actual dueño, José Antonio Valero, a quien le agradezco todas las facilidades para la investigación.
     En dolmen se encuentra unos 250 al este del cortijo, en la parte superior de la ladera de un cerro, aunque no exactamente en su cota superior. La vista que hay desde él hacia poniente es absolutamente soberbia. El el otro lado, hacia el este (donde se encuentra precisamente el dolmen del Atalayón de Navalmilano), queda oculto por la mayor elevación del cerro Corcobado.
     Los restos del túmulo que lo cubría se alzan sobre el relieve, pero para ayudarlo a visualizarlo mejor lo he marcado en la siguiente fotografía:


     En la actualidad, sólo se conservan in situ tres de los ortostatos que conformaron el recinto, uno de la cara norte (con 136 cm de longitud) y dos en la cara sur:


     Junto a la pared sur del dolmen ha crecido una hermosa encina, cuyos restos de tala reciente se observan en la fotografía, pero en absoluto es algo que dañe al lugar, pues seran retirados pronto para hacer leña. El dolmen, por las indicaciones de Riesgo, ya estaba muy deteriorado cuando lo encontró en 1924.
     No sabemos cuál fue la forma original del dolmen, pero sí que debió de ser de muy gran tamaño (para la zona), pues su dimensión interna norte-sur, a tenor de los ortostatos conservados, es de 4,06 cm. Esta misma medida en el dolmen de las Aguilillas es de 1,90 m y, según los Leisner, la anchura del dolmen del Atalayón era de 1,80 cm.
     En cuando a su depósito ritual, buena parte de los ajuares de los dólmenes excavados por Ángel Riesgo le fueron robados durante el saqueo de su domicilio en Madrid a comienzos de la guerra civil, mas Concepción Martíl Lopera (1996) ha podido estudiar trece puntas de flecha de sílex (hay más número de puntas de base cóncava, pero la presencia de puntas con base recta también es significativa), una lámina de sílex y cinco cuentas de collar (cuatro discoidales y la quinta de forma triangular). En Montefrío (Granada) las puntas de flecha de base recta aparecen en estratos más antiguos que las de base cóncava. El colgante de piedra de forma triangular se registra también en megalitos portugueses (Marfil, 1996, 68-70).

(Concepción Marfil Lopera, 1996, 135-136.)

     Viendo las inmediaciones del dolmen me percaté de que a unos treinta metros de él al sur se encuentra una piedra exenta, alargada, de 166 cm de longitud por 70 cm de ancho y 44 cm de grosor. La cara superior está cubierta por mugos y líquenes, pero aún así son claramente perceptibles unas oquedades redondas, denominadas usualmente cazoletas. Para que pueden apreciarse también las he marcado en esta fotografía:


     Si esta piedra formara parte del dolmen sería una muestra indudable de lo que se denomina arte megalítico, de manifestaciones plásticas que decoran los sepulcros megalíticos y menhires. Hasta ahora, se conocían en el NE de Córdoba las pinturas esquemáticas del dolmen del Torno (unos 3,8 km al SE de este dolmen de los Fresnillos) y cazoletas en el menhir de los Frailes. No es, con total certeza, uno de los ortostatos componentes del dolmen, aunque sí creo que es muy probable que sea eso, uno de los bloques que formó parte de él, tanto por sus dimensiones como por su posible decoración, que es característica del arte megalítico de toda la Europa atlántica (antes se creía que este tipo de manifestación artística era característica de la zona norte peninsular, hasta que P. Bueno Ramírez demostró, sin ningún género de dudas, que también se había dado en lo que es la actual Andalucía; simplemente, no es que no hubiera, es que no se había investigado).
     Una última cuestión sobre este dolmen, en concreto su proximidad al camino de Pozoblanco a la Campiña, vía pecuaria en la Edad Media y anteriormente calzada romana. Hay al menos otros dos dos sepulcros megalíticos próximos a este camino, en las Descabezadas y Venta de los Ruices (ambos en el término municipal de Pozoblanco). No sé si hay alguna relación, pero sí es evidente la cercanía del camino y estos tres dólmenes.