En el dolmen de Las Agulillas

martes, 29 de diciembre de 2015

Pastoreando dólmenes: menhir de los Frailes (Villanueva de Córdoba).


     La zona a unos 5-8 km al sur de Villanueva de Córdoba, en el arco comprendido entre las carreteras a Adamuz y Obejo, es especialmente rica en monumentos megalíticos levantados durante la Prehistoria Reciente, en el Calcolítico o Edad del Cobre, hace unos cuatro o cinco mil años. En el sureste, por los pagos de las Almagreras y las Navas, Ángel Riesgo describió cinco megalitos (o sus restos tumulares) durante sus excavaciones de 1921-1935. Además de ellos, por este sector, concretamente en los Frailes o Serrezuela, unos 6,5 km al SE de Villanueva, se encuentra una muy interesante concentración de megalitos, pues en unos 650 metros se encuentran un menhir, tres dólmenes y, acaso, un crómlech.


     Estos monumentos se encuentran unos 400-500 metros al norte del cordel de Montoro, y en la ladera sur de un poderoso crestón granítico que tiene la orientación dominante en el batolito de los Pedroches, NW-SE.

Menhir de los Frailes.

     Hace unos 35 años que mi amigo Antonio Fernández me llevó a ver una roca singular que había localizado en la finca propiedad de su familia, y a la que denominó con acierto "monolito". Es uno de los escasos menhires conocidos en el norte de Córdoba; si cuando tratamos del otro del que tengo constancia, el menhir de Torrecampo, comprobamos que se encontraba casi escondido en el valle de un pequeño arroyo, este parece que se quiso hacer bien visible, pues se encuentra sobre una pequeña loma amesetada que domina el paisaje al sur y al oeste.



     Se trata de una roca de una pieza de granito rojizo, tallada someramente, con el cuerpo ligeramente cuadrangular y el extremo superior redondeado (se advierten los retoques laterales), lo que permite calificarlo de faliforme. Sobresale 110 cm del suelo, con caras de entre 40 y 48 cm.


 


      Ya comentamos al hablar del de Torrecampo que se han expuesto numerosas hipótesis para interpretar el significado de los menhires, y la peculiar forma de este de los Frailes permite asimilarlo a una de ellas, el que fuera como un elemento masculino que entrase en el femenino, la Tierra, para fecundarla y producir abundantes frutos (no olvidemos que cuando se construyeron la agricultura y la ganadería se habían convertido en la principal actividad económica). A falta de documentos escritos, poco más podemos hacer que conjeturar.
     En su cara sur cuenta con unas oquedades, que los especialistas denominan "cazoletas", una de las formas de decoración más características de este tipo de megalitos en España y resto de Europa, y que en la comarca de los Pedroches también encontramos en los restos del dolmen de los Fresnillos, también en el término de Villanueva, y situado unos 7 km al oeste del menhir.

 
     El menhir, por sí mismo, ya es sumamente interesante por su rareza, pero lo que lo convierte en más fascinante son los sepulcros megalíticos que se hayan en sus proximidades a unas cotas más bajas, y que el menhir parece dominar desde su elevada planicie. Además, cada uno de estos megalitos es de una forma diferente.

Los Frailes I (cista dolménica).

     El primero de estos sepulcros se haya a un centenar de metros al oeste del menhir, existiendo contacto visual entre ambos.


     Se puede definir como una "cista dolménica", como una especie de "caja" construida con ortostatos de granito, y acaso con una cubierta que se perdió con los tiempos, pues se encuentra bastante deteriorado, sin tener atisbo alguno de una cubierta tumular que lo cubriese.

 
 
     Es de pequeño tamaño, 106 cm en sus dimensiones norte-sur. Conserva cuatro ortostatos en pie y dos caídos; el más alto sobresale 45 cm del nivel del suelo. El granito de las rocas es de color rojizo, similar al del dolmen.


     Su tamaño es demasiado pequeño para albergar el cadáver de un adulto, e incluso de niños, por lo que podría ser el lugar de una inhumación secundaria, es decir, que los restos humanos se habrían introducido en él después de un tratamiento inicial. Esta modalidad de megalito, tipo cista dolménica, no es frecuente en la comarca de los Pedroches, donde son mucho más usuales los sepulcros de corredor e incluso algunas galerías dolménicas.

Los Frailes II (sepulcro de corredor).

     Unos 500 m al WNW del menhir se encuentra el segundo dolmen, fácilmente perceptible en el paisaje por conservar el túmulo de tierra que lo cubre, aunque no hay contacto visual desde él con el menhir.

 

     Al aproximarnos a él podemos comprobar que se trata del tipo que los especialistas denominan "sepulcro de corredor", en el que existen un recinto o cámara, y un pasillo de acceso, bien diferenciados el uno del otro.


     El pasillo tiene una orientación de 82º E, orientación dominante en la mayoría de megalitos de la comarca. También es frecuente en ella que los dólmenes cuenten en su cara oeste con un único y gran ortostato de cierre, como es este caso, que tiene 103 cm de alto, 59 cm de ancho y 29 cm de grosor máximo. Sus lados norte y sur conservan tres ortostatos, apreciándose en las inmediaciones varios más sueltos. Sus dimensiones son también modestas, 183 cm en el eje este-oeste y 91 cm en el norte-sur. En este caso, está hecho con materiales graníticos de color gris (con el gran crestón granítico que hay en las inmediaciones de los dólmenes, no escasean los materiales de construcción para ellos, precisamente).


Los Frailes III (galería dolménica).

     Como a 170 m al WNW del sepulcro de corredor (y a menos de 700 m del menhir) se encuentra el tercer megalito, que también destaca en el paisaje, aunque lo he marcado con un círculo rojo para mayor comodidad:


     Está también "desnudo", ahora no tiene un túmulo de tierra y piedras que cubra sus ortostatos, pero en la fotografía de arriba se atisba que sí lo tuvo inicialmente.


     Su morfología es diferente a los dos anteriores, un recinto alargado en el que no se puede distinguir una cámara de un pasillo de acceso, siendo del tipo denominado "galería dolménica". Conserva seis ortostatos (de granito gris) cinco de ellos en pie y el sexto, que lo cierra al oeste, tumbado.


     La orientación en su eje mayor es de 90º E, decididamente al saliente. El ortostato vencido del oeste tiene 114 cm de ancho, y de alto, visibles, 115 cm.


¿Y un crómlech?

     Cuando fui el otro día con Juanito me percaté que a algo más de medio centenar de metros del primer dolmen, la cista dolménica de los Frailes I, existe un círculo de piedras de buen tamaño y unos tres metros de diámetro:


     Al principio pensé que podría tratarse de los restos de una antigua cabaña de pastores, pero, normalmente, la tapia de piedras con la que se construían estaba compuesta por mampuestos de mucho menor tamaño que los que se aprecian en superficie, y, además, existen en la finca numerosas edificaciones en la que podían haber habitado los caseros, sin necesidad de recurrir a chozas. Así que di opción a plantear otra hipótesis mucho más atractiva, aunque con todas las reservas (porque los ortostatos, al menos lo visible de ellos, son de pequeño tamaño): podría tratarse de un crómlech.
     Este es otro de los tipos característicos de megalitos (junto con los menhires y los sepulcros dolménicos), cuyo nombre deriva de la lengua bretona, viviendo a significar "corona de piedras". Se conocen en la Bretaña francesa, en Gran Bretaña, Escandinavia y la Península Ibérica, siendo el más famoso de todos ellos el de Stonehenge. Pero hasta ahora no había tenido conocimiento de ellos en la parte oriental de los Pedroches (es posible que exista alguno en la occidental, por Belalcázar).
     Si para el menhir y los megalitos funerarios no tengo duda alguna, en este caso, la verdad, lo apunto como posibilidad de que fuera eso, un crómlech.

¿Necrópolis pétrea?

     ¿Cómo interpretar estos vestigios? La imaginación es una maravilla de la mente humana, pero para el análisis histórico de unas sociedades ágrafas puede ser sumamente peligrosa, y si algo debe llevarnos de la mano para comprenderlos ha de ser el sentido común. 
     La proximidad de todos ellos hace pensar que podrían haber estado relacionados. También me parece muy significativo que, estando tan cercanos los sepulcros unos de otros, cada cual sea de un tipo diferente. Se ha comprobado en otros lugares que, aunque fueran tumbas colectivas, el número de cadáveres depositados en ellos era escaso, y que en absoluto acogían a toda la comunidad, sino a determinados miembros de ella. Me da la impresión de que son a modo de panteones familiares a los que, de tanto en cuanto, se trasladaban los restos de algunos de sus miembros fallecidos para una deposición secundaria. Sepulcros de distintas familias (o clanes, o como se quiera denominar), que disponía de su propio espacio funerario, protegidos todos ellos por un eterno pastor pétreo, el menhir de los Frailes.